TUTHMOSIS IV Menjeperura Dyehutymesu

"Estables son las Formas de Ra, Nacido de Thot"

Hijo de Amenhotep II y la dama Tiaa, que procedía del norte y era una esposa menor. Ascendió al trono siendo muy joven y gobernó durante unos 8-10 años. Es incierta su posición entre los príncipes, pero seguramente no era el primogénito ni el mayor de los varones.

Amenhotep II murió sin designar heredero, así que parece ser que la ascensión al trono no fue tranquila ni sencilla. El cambio en la política real, centrándose más en la política interior que en la exterior, ya había comenzado con su padre y él la continuó, tal y como se observa por la desaparición de títulos militares y el aumento de los oficiales administrativos, tanto en número como en cargo.

Se sabe que intentó, de todas formas, al inicio de su reinado afianzar el poder de la monarquía egipcia en las tierras sirio-palestinas, con una campaña en esa zona que fue más un paseo político que militar. Las formas diplomáticas se impusieron a las militares casi hasta el final de la Dinastía.

Para evitar el aumento del poder hitita y de sus dominios, firmó un tratado de paz con Artatama I de Mitanni. El tratado se selló con una princesa como regalo para el rey egipcio –lo que continuó siendo habitual en esa época tras esta primera entrega.

La continua ausencia de reyes anteriores en sus campañas bélicas, y el creciente poder que se otorgó al clero de Amon de Tebas ya en el reinado de Hatshepsut, hizo que estos sacerdotes se convirtieran, a lo largo de los años, en otro gobierno dentro del gobierno oficial. El templo de Amon tenía grandes posesiones tanto de tierras como de riquezas. El dios se convirtió en la deidad dominante y suprema, en detrimento de Ra, el dios sol de Heliópolis, del que se suponía que descendían los reyes egipcios –excepto la propia Hatshepsut, que por el apoyo que recibió del clero amonita, y sobre todo del Sumo Sacerdote Hapuseneb, se hizo hija del propio Amon.

Pero todo esto comenzó a cambiar con la llegada al trono de Thutmosis IV, un rey que, como ya dijimos, descendía de gentes del norte, cuyas simpatías estaban más enlazadas con Ra de Heliópolis que con Amon de Tebas. El documento que mejor nos lo demuestra es la llamada “Estela del Sueño”, con la que el rey, al comienzo de su reinado, pretendía dejar bien claro sus derechos al trono por vía divina. En ella nos relata cómo siendo niño se quedó dormido a los pies de la Gran Esfinge, y el dios dentro de ella le habló y le designó como heredero real de origen divino a cambio de limpiar la arena que la cubría desde hacía mucho tiempo. La estela fue colocada entre las patas de la propia Gran Esfinge, otro símbolo solar del norte, y que era Hor-em-Ajet, el “Horus en el Horizonte”. Muchos egiptólogos creen que en este texto queda pantente, no sólo la lucha entre los príncipes por el trono, sino también el apoyo del clero heliopolitano de Ra al rey, siendo una especie de “desafío” al clero tebano de Amon. Esto queda claro también en la disminución que hubo, -tanto en el reinado de Thutmosis IV como en el de Amenhotep III- de sacerdotes de Amon en la administración.

Además, desde este momento, comenzó a hacerse eminente la figura de un pequeño dios insignificante hasta este momento: Aton –y que en el futuro, con el nieto de Thutmosis IV, se haría muchísimo más importante. El Aton pasó en este momento de ser un aspecto de Ra, el Disco Solar, su forma física en el cielo, a ser un dios independiente como se puede observar en un escarabeo, el Escarabeo del Aton, en el Museo Británico, y que se hizo para conmemorar la llegada del tributo de Mitanni diciendo de los extranjeros que “están sometidos para siempre al gobierno de Aton” bajo su rey Thutmosis IV.

Thutmosis IV murió joven e inesperadamente, cayendo el trono en manos del mayor de los hijos varones que tuvo: Amenhotep III, fruto de su unión con una esposa menor –igual que lo había sido él- llamada Mutemuiya, y que se cree que pudiera ser la princesa mitanni enviada para sellar la paz con Artatama I.