Los materiales de construcción

Barro

La ausencia de lluvia, la escasez de madera y una abundancia de adobe calentado por el sol hizo que este último fuese el material de construcción preferido por los egipcios. El barro arcilloso del Nilo mezclado con paja dio como resultado ladrillos extraordinariamente resistentes. Un ladrillo de barro secado al sol sin paja tiene una dureza menor de 6 kp/cm², la adicción de paja origina un ladrillo tres veces más resistente (sobre 20 kp/cm²). Mientras el agua del suelo no disolviese los cimientos y la crecida del Nilo no los alcanzase, las paredes de ladrillos bien hechas podían durar durante generaciones. 
En cada localización durante la construcción de un proyecto se utilizaban moldes de ladrillos del mismo tamaño, que estaba entre los 30 a 45 cm de longitud por 15 a 20 cm de anchura. El tamaño de los ladrillos estaba estandarizdo, por ejemplo durante el Reino Medio tenían un tamaño de 30 por 15 por 7'5 cm. En Karnak los ladrillos medían 40 por 20 por 15, y en Naukratis en el Periodo Tardío tenían más o menos el mismo tamaño. Estas dimensiones nos sugieren que se cruzaban para afianzarlos. 
Un productor moderno de ladrillos puede producir entre 1.000 y 2.000 ladrillos por día. Uno puede asumir que los trabajadores de la antigüedad eran más o menos igual de eficientes. Baste con decir que el trabajo de cinco días producía sobre 5.000 ladrillos necesarios para construir las paredes, con las medidas de 60 por 80 metros cuadrados con 40 cm de anchura, de la casa de un piso para un trabajador. 
Algunos ladrillos de barro antiguos han llegado hasta nosotros, que son algunas veces fácilmente datables, ya que frecuentemente solían estampar en ellos un sello con el cartucho del monarca que estaba reinando en ese momento.

Dada la escasez de combustibles, no es sorprendente que los egipcios raramente cociesen sus ladrillos. Pero una de las tumbas descubierta más temprano en Nebesheh fue construida con ladrillos rojos cocidos, datando de la Dinastía XIX.

Piedra

Sólo en los extraños casos en los que la disponibilidad de la piedra era mayor que la del barro del río, podía la gente vivir en edificios de piedra. Los trabajadores que construían las necrópolis o transportaban la piedra podían vivir en casas como las de Deir el-Medina, cuyas casas están hechas todas de piedra. De todas formas, incluso los reyes vivían en palacios de ladrillos y la roca se reservaba para los muertos y los dioses. 
La piedra más utilizada era la caliza, que es relativamente blanda y se le da forma fácilmente, una consideración muy importante a tener en cuenta cuando los cinceles estaban hechos de cobre o bronce y las herramientas más duras de las que se disponía eran los martillos de diorita. Durante el Reino Nuevo comenzó el uso del hierro, pero los útiles de este material solo se hicieron de uso común siglos más tarde. 
El granito fue usado en alguna ocasión, siempre a gran escala. Las pirámides de Gizah estaban originalmente cubiertas con esta piedra y los obeliscos, que solían pesar cientos de toneladas, también se realizaban con él.


Mortero

Los antiguos egipcios no conocían el yeso de cal dura inventado por los griegos, pero en vez de ello usaban una mezcla de piedra de yeso y cuarzo con pequeñas cantidades de cal. Esta mezcla no resultaba tan desastrosa en el cálido clima egipcio como podría haber sido si las condiciones fuesen más húmedas.

Madera 

Los egipcios tenían poca madera disponible, y era usada en contadas ocasiones. Las puertas y las contraventanas estaban hechas con ella, así como los suelos de los pisos superiores de las casas. Las vigas más largas que podían ser cortadas de la madera local medían sólo entre tres y cuatro metros de largo. Si el techo era más ancho que esa medida, tenía que ser soportado por pilares de madera. Los únicos árboles nativos de fácil disposición y con tallos suficientemente rectos y largos para ser usados así eran los de las palmeras, cuya madera no es demasiado resistente. La superficie de las tablas de las vigas era alisada y cubierta con una fina capa de tierra. Cuando un edificio era abandonado, todas las partes de piedra y madera disponibles, como puertas, dinteles, etc, eran extraídas para ser vueltas a usar en otra parte.